Pentecostés se acerca y Jesús dice a sus discípulos que esperen la promesa del Padre, la promesa de la llegada del Espíritu Santo. Por eso en este encuentro de catequesis nos adelantamos y reflexionamos acerca de nuestras promesas y la gran promesa de Jesús.

Objetivos: 

  • Comenzar a acercarnos a la persona del Espíritu Santo, para conocerlo y prepararnos para su fiesta.
  • Descubrir que al igual que Jesús, nosotros hacemos promesa, hablando del valor de las mismas.
  • Continuar profundizando el encuentro con la Palabra de Dios.

Inicio: Se preguntará a los alumnos lo siguiente:

¿Alguna vez hicieron o les hicieron una promesa? Compartimos nuestras experiencias.

¿Y cumplieron la promesa?

Iluminación: Jesús que amaba a sus amigos y sabía que él volvía a su Padre, también les hizo una promesa.

Vamos a leerla en Jn 14, 15-17

Evangelio según San Juan
Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos.
Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
Palabra de Dios.

Jesús les dice a sus amigos que él le va a pedir que el Padre les envíe a alguien ¿A quién?

Buscamos el significado de la palabra “Paráclito”

¿Y les parece que Jesús habrá cumplido su promesa? Creemos que sí, y pronto vamos a descubrir la respuesta (podemos dejar la respuesta en suspenso hasta la fiesta de Pentecostés, en donde leeremos la llegada del Espíritu Santo sobre los apóstoles).

Actividad: Jesús nos dice que el Espíritu Santo no nos dejará solos, y utiliza la palabra “Paraclito” que la traducimos como defensor, consejero, como quien viene en nuestra ayuda. Pero ¡ojo! no creas que viene en forma de paloma, el Espíritu Santo se hace presente de muchas maneras, haciendo nacer en nuestro corazón lindas ideas o acciones, por ejemplo cuando te acordás de rezar por alguien que te pidió oración, es el Espíritu quien sopló esa idea en vos, o te habla a través de la Palabra de Dios, te manda fortaleza a través del abrazo de un amigo ¡tantas formas!

Por eso ahora, mientras escuchas una canción al Espíritu Santo, pedile que te ayude a crear una promesa de hacer algo lindo por otro. Eso que se te ocurra hacer, escríbilo en una estrella, de un lado tu nombre, y del otro lado, la promesa. Luego guardá tu estrella en la caja que tiene la seño que dice “Promesas”. Pasado este encuentro, los que hayan cumplido su promesa podrán tomar su estrella y colgarla en un paño que diga “Zona de promesas”, así imitaremos a Jesús cumpliendo nuestras promesas.

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