Este encuentro de catequesis para niños está basado en la promesa hecha por parte de Dios a Abraham.

Objetivos:

  • Conocer la historia y la figura de Abraham, descubriendo por qué se le llama a él “El padre de los creyentes”.
  • Entrelazar la historia de la fidelidad de Abraham con la nuestra.
  • Reflexionar acerca de la fidelidad de Dios.
  • Conversar sobre el pueblo que Dios elige.

Actividades

Inicio: Se preguntará si saben lo que es una promesa y si alguna vez alguien les prometió algo, o si ellos han prometido.

Después dejaremos esta pregunta resonando: ¿Dios cumple sus promesas?

Iluminación: Se repartirán estrellas hechas en cartulina que llevan versículos de estas lecturas. Cada estrella tendrá un número. Los alumnos deberán sentarse en ronda, según el número de estrella que les tocó, del 1 al 21.

Luego les diremos que esas estrellas tienen un significado, que lo descubrirán al escuchar las lecturas.

Las citas bíblicas que las estrellas llevan escritas son las siguientes:

Gn 12, 1-7: Dios elige a Abraham

 Gn 15, 1 – 6: Descendencia numerosa

Gn 21, 1-3: Nacimiento de Isaac

Terminadas las lecturas dejaremos las estrellas sobre una tela oscura y se preguntará a los niños:

¿Por qué la lectura está dentro de estrellas?

¿Qué relación guardan con Abraham?

Escuchando la historia de Abraham ¿Te parece que Dios cumplió su promesa? ¿Por qué?

Reflexionamos juntos lo que escuchamos.

Abraham fue la primer persona con la que Dios comienza a construir su pueblo. A Abraham le decimos el padre de los creyentes, ya que fue el primero en confiar en las promesas de Dios.

Dios en su Palabra nos promete cosas muy hermosas, que nos va a sostener, que nos va a acompañar en el camino, nos promete una Madre y María se quedó siempre con nosotros, prometió que nos iba a mandar un Salvador y mandó a Jesús.

Vamos a aprender y cantar la siguiente canción para que hoy anunciemos alegremente que Dios cumple sus promesas.

Hay una promesa en la Biblia
Que es para ti y es para mí.
Cielo nuevo y tierra nueva,
Donde iremos a vivir.
Así, así, así, así se alaba a Dios.

Pero qué lindo se ve, el pueblo de Dios
Maravilloso se ve, el pueblo de Dios;
Pero qué chévere se ve, el pueblo de Dios.
Saltando hermanos saltando
Como corderos de la manada.

Y dando la media vueltita, y dando la media vueltita,

la vuelta de la victoria.

Cierre: Como vimos, Dios cumple sus promesas, por eso después de haber bailado y haberlo alabado, vamos a ir serenándonos, despacito y vamos a pensar en nuestro interior:

¿Qué promesa quiero hacerle yo a Dios?

Una vez que lo hayamos pensado la vamos a escribir y juntos vamos a finalizar rezando a Dios Padre por todas las promesas que a partir de este momento habitan en nuestro corazón.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *